sábado, 29 de junio de 2013

Contrarreloj

Hinchado, pecho hinchado.
Inflado, como un globo. Preciso
en la mirada, somnolienta aún
después del café.
Parta de las manos escondidas,
salga de lo oscuro de la voz,
de lo oscuro que es tu pecho,
y tus gafas de brea, que chorreen
de calor para dejarte ver.
Es ahora igual que antes: elige bien.
No te descuides
y no magnifiques esos incendios que se te ocurren.
Tenemos poco tiempo.

miércoles, 26 de junio de 2013

Demándame palabras de amor
en el juzgado más recóndito de tu corazón.

Pídeme esfuerzos a dentelladas
para que taje el tiempo
y guarde la ropa.

Hazme saber las normas
que regulan el vilipendiado arte de la palabra,
desde que aprendí llevo hablando de más.

viernes, 21 de junio de 2013

Poesía vegetal para camaleones superfluos y engreídos.

Se para el lagarto
frente a la presa,
observándola,
musitando su muerte.
Se para el lagarto,
en su cabeza una ola,
inevitable alimento sin suerte
es el mosquito atrapado:
El lagarto,
hambriento toda la tarde,
mora en un verde tallo,
atento al vuelo del mosquito
que distraído un instante,
no se da cuenta
de su fatal destino.

martes, 18 de junio de 2013

No paro de pensar
            cosas serias / que a nadie interesan
y me caigo / con el zumbido
de una mosca.

(Cuando se consuman todos los fuegos y venga a visitarme tan solo el silencio,
gritaré.)

No sé como resolver este poema
sin sentir que estoy copiando,
me pongo Wilco para aligerar el mal trago, me pongo ebrio
para no ser tan antipático, también a mi me gustan las caricias
y alrededor de tu ombligo  me fundo.

(Cuando se consuman todos los fuegos y venga a visitarme tan solo el silencio,
gritaré.)

lunes, 17 de junio de 2013

En treinta años no mediamos palabra.
En invierno y en verano,
por la tarde o por la mañana,
cigarro en la boca,
cabeza gacha.

Al menos los últimos tiempos fueron así.

No recuerdo tu sonrisa,
quizá la  invento,
pero estoy seguro que existió
el momento
en el que los pájaros volaban
bajo un sol resplandeciente
y el azul intenso
te hacía sentir vivo.

Han sido treinta años sin
un solo cara a cara,
solo miradas furtivas,
inventos.

Y ahora que no estás me doy cuenta de la oportunidad perdida.



(A mi vecino, que se murió hace poco.)

miércoles, 12 de junio de 2013

En aquel ático las posibilidades eran infinitas. Y eso, con mucho, era lo mejor. 
Es una estancia que recuerdo a diario.
Los versos, entrecortados. Los fragmentos.





poemas oníricos (III)


La noche tranquila

Las briznas de hierba juegan con mi piel 
mientras el gran túnel se abre,
más y más,
sobre la verde primavera.

Estoy esperando,
paciente y libre.
Estoy fundiéndome 
porque ya no hay tiempo,
salvo para ser todo.
En la noche tranquila,
los elefantes agitan sus trompas
barruntando un peligro cercano.

Antes de que las lenguas de hierro conversen,
mucho antes del fragor,
recordaremos.
En la noche tranquila irán sucediéndose,
a la luz de la luna,
en cada ola que levante el viento,
todos los minutos que pasamos juntos,
reflejados.

Y ni siquiera el tranquilo amanecer,
nos salvará.




2012

lunes, 10 de junio de 2013

LAS PALABRAS no requieren ya
su buen uso. A eso parecen habernos conducido los esperpentos
del vocablo retorcido en los predicadores modernos.
Lo que ellos nos muestran es dogmatizado.
Y se reconocen los más altos grados de distinción
en personas doctas en no decir nada.

Asimismo, las pasiones del corazón,
                                                               -las no reprimidas por el psiquiatra-,
se empequeñecen,
y son ninguneadas por la dictadura de lo políticamente correcto.


¿Pero quién ha decidido la política?
¿Y el lenguaje?

La palabra es un tornillo que se enrosca,
y ya no sale de uno.
La palabra es un campo espartano
del que brotan flores, mares, horizontes.
La palabra alienta, la palabra muerde,
la palabra descubre sitios a los que nunca
hubiese imaginado llegar sin alas.

El papel de nuestra existencia cada vez más lleno de tinta,
de anexos, de glosas.
Y la palabra, y su vocación,
 al alcance de cualquiera.
Todo lo que dicen los expertos es mentira.
El ingeniero, el carpintero, el herrero
que funde las letras,
ese es,
el que habla.

Los que se muerden la lengua invocan la nada.
Demos el paso,
pero a la vez recordemos
aquellas barbas recortadas cuidadosamente
que funden el alma en el silencio de su islam,
en la meticulosidad del ascetismo,
en la profundidad del significado.

Avancemos, la palabra es un viento tardío.
Recordemos,
de manera instintiva,
todas las puertas,
atravesémoslas para conectar.
La palabra es un cuerda que amarra los conocimientos,
la palabra.

miércoles, 5 de junio de 2013

POEMAS ONÍRICOS (II)


En el fondo del pantano
hay una mujer escondida,
en el fondo del pantano,
tras un muro de blanca piedra
una puerta entreabierta,
tras la mujer se proyecta.
En el suelo, piedras.
De un azul que centellea, 
y la mujer mira al suelo, mientras tiembla.
Tiene la cara llena de marcas,
sus ojos tristes.La puerta entreabierta.
Y entre ella y yo un muro de blanca piedra.
Un camino amarillo, como el azul que centellea.
A los lados del camino, del suelo que 
en mi cabeza se muestra, se alzan
como esqueletos muros de blanca piedra.
No puedo reconocer, entre tanto color
 de claridad cierta, las manos de la fémina:
un manto negro, azul, verde estucado; qué color,
no sé es el que porta su manto de 
imberbe fiera; un manto de fina hebra que 
solo deja ver su cabeza. Piel, de cerca.
Y los dientes me aprietan, observo a la mujer.
En el fondo del pantano, junto a un lecho 
de blanca piedra, hay una puerta entreabierta.
Veo flotar en mi cabeza, un azul que centellea
-no se le puede dar la vuelta
a lo que un espejo refleja-
De blanca piedra el manto azul
que tapa a la fémina.
Y de negro muerte el destino que le espera.
En el fondo del pantano,
mi cabeza sueña.



¿2010?

martes, 4 de junio de 2013



POEMAS ONÍRICOS  (I)



vertiginoso baile
que gravita  sobre mis pies,
y que pasen los segundos
y que  confluyan mansas las aguas
espero paciente sentado, nervioso.

abundante esperma de salvación,
un olor a jazmín fresco en la mañana de manzanas derretidas,
babeo,
bajo el limonero. Los potos y los blancolejos,
y las azucenas, babeo.

el recuerdo claro, pero he sentido otra piel viviéndolo,
otro cabello al viento danzando y rozando casi mi cuerpo,
entre él  y  yo un claro abismo, un cristal.
Qué recuerdo de mañana fresca como el hielo
y las manos congeladas y sonrientes, como el alma.

qué fácil se reproduce en la cara el surco de la esperanza,
la mueca de una fácil esperanza y una sonrisa quieta
como el pensamiento de tenerla.
Y qué fácilmente realizable es el acto de la avaricia
por un cerebro contumaz.