jueves, 3 de octubre de 2013

el faro se apaga,

se apaga el faro,

su luz tiene la calma de un viento tardío.

Pienso en aquellas noches

pienso en el momento de varias soledades:
soledades del cemento que recorrí.

Recuerdo el huracán, tan vacío.

Su aire lejos.
La luz borrosa a mis ojos se va apagando,
bebe negrura de mis noches.

Dentro del faro

luciérnagas molestan,
dejan a su paso un haz de luz
que recuerda tu cara, de noche, tan perfecta.

Y luego la negrura lo absorbe todo,

y desaparece la luz y la vida se llena de lodo.
Del barro negro que hoy es polvo y mañana,
como del aire esquirlas,
se irán volando de mí, mis cenizas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario